lunes, 28 de enero de 2008

Ni sé cómo presentar esto

Como dice Nemi (la chica morena de la que alguna vez he puesto tiras cómicas) “toda esta gente aquí… y nosotros buscando vida alienígena en otros planetas”.

Y esto me viene muy bien para presentar mi Museo Británico de Rarezas.

La chica que llevaba unas alas negras
El hombre-palmera
El estudiante con un traje más caro que el del profesor

La chica del pelo… raro

Las dos amigas con una falda hecha de tul y una chaqueta que parece la tapicería de un sillón. Y las botas.

La daltónica de la que se aprovechan en las tiendas y la peluquería


Y esto es lo que me encuentro por la calle.

viernes, 18 de enero de 2008

Agudeza visual


En El País hay un becario enchufado. ¿De qué noticia se encarga?


¿Eh?

Nota: Esto estaba así a las nueve de la mañana. A las once ya lo habían corregido.

lunes, 14 de enero de 2008

Ya deberían saberlo ¿No?

Adivina adivinanza… ¿Que acaba de sonar en la residencia?

¡¡¡Ssssíííí!!! ¡La alarma de incendios!

¡Yujuu!

Aunque las reacciones que despierta son cada vez menos… intensas.

La primera vez que la oí, cuando sólo llevaba dos días aquí, salté corriendo de la silla y sólo me llevé el móvil y las llaves, preocupada por la posibilidad de que aquella noche nos tuviéramos que ir a dormir a otro sitio.

¿Hoy? Me he levantado con caaaalmaaa, he recogido lo que estaba comiendo, he cogido un abrigo del armario y a punto he estado de pararme a ponerme unas botas altas, pero me ha parecido excesivo.

Algo parecido han hecho los demás compañeros del piso. Vale que el ser humano sea el único que tropieza dos veces con la misma piedra, pero después de sietes falsas alarmas la dichosa piedra está señalizada y viene en las guías turísticas.

Así que lo que voy a contar a continuación sólo se puede atribuir a que los ingleses son muy, muy raros.

Creo que ya he hablado alguna vez de su amor por las moquetas. Lo tienen tooodo enmoquetado. Así pueden andar descalzos por la casa, o en calcetines. No sé por qué nadie puede querer pasar las plantas de sus pies por un nido natural de ácaros, pero lo hacen.

Ahora bien, si estás descalza y suena una alarma de incendios que sabes que hasta ahora el 100% de las veces era una FALSA ALARMA. ¿Qué haces?

Pensad, pensad la respuesta.



… ….

Pues no. Te bajas a la calle descalza y luego gritas como una condenada cuando te das cuenta de que el suelo está frío y húmedo porque ha llovido.

Puede que incluso el chico de al lado diga, ¡Cielos! ¡Es verdad!, y mire con preocupación cómo se le mojan los calcetines.

Porque ha bajado con calcetines. Y no esos de algodón, de deporte, que son más gruesos. No. Calcetines para vestir azul marino de caballero. Bien finos.

De las veinte personas que estábamos en el patio al menos DOS chicas estaban descalzas. Más el tío de los calcetines.

De donde se deduce que de cada veinte alumnos, un 40% son Erasmus, un 10% es impermeable (porque no han gritado o no se han dado cuenta de que el suelo estaba mojado) y otro 5% es subnormal profundo.

jueves, 10 de enero de 2008

He vuelto, citas y otras cosas

Punto primero: Ya he vuelto a Inglaterra.

Fin del primer punto.

Anexo al punto primero: La comida sigue siendo mala.

Punto segundo: Dos citas de un libro, para reflexionar e instruirse

El invierno significaba la llegada del viento perezoso, que no se tomaba la molestia de soplar alrededor de las personas, sino que soplaba a través de ellas.

Y

Sólo en los sueños somos libres. El resto del tiempo dependemos del presupuesto.

Brujerías
Terry Pratcher


Punto tercero: El hijo de #·$%&+*!!! del viento me ha roto el paraguas.

En medio de un AGUACERO, porque eso no era lluvia, no, era un diluvio pequeñito, el viento me ha doblado todas las varillas del paraguas. Todas. Y eso que cada nervio del paraguas se compone de tres o cuatro alambres encajados entre sí. Y si hay unos seis nervios, tenemos en total diez y ocho varillas. Alguna se debiera haber salvado.

Pues no.

Había tanto viento que en la boca de un callejón se ha formado un remolino en un charco.

Así que los extranjeros somos los únicos pardillos que salimos con paraguas. Los ingleses sólo se ponen chubasquero, sandalias de ir a la piscina, y encogen el cuello.