Ayer tenía un examen. Así que lógicamente cuando iba de camino a la universidad, estaba pensando en el susodicho examen y en nada más. No me fijé mucho en lo que me rodeaba.
Aun así, me llamó la atención que había una cuantas calles cortadas. Y se veía mucha policía. Y una larguísima hilera de coches que salían del centro de la ciudad. Y ¿he dicho que había montones de policías por la calle?
Como las costumbres y festejos de los ingleses son inescrutables, pensé que estaban preparando las calles para alguna maratón benéfica, una cabalgata o algo por el estilo.
Aun así, me llamó la atención que había una cuantas calles cortadas. Y se veía mucha policía. Y una larguísima hilera de coches que salían del centro de la ciudad. Y ¿he dicho que había montones de policías por la calle?
Como las costumbres y festejos de los ingleses son inescrutables, pensé que estaban preparando las calles para alguna maratón benéfica, una cabalgata o algo por el estilo.
Esta mañana, he recibido un email de la universidad recomendándonos que esta noche nos quedáramos en casa viendo una peli, en lugar de ir al centro a la zona de bares. ¿Por qué?
Porque ayer pusieron una bomba en unas galerías comerciales. Y lo que yo vi, fue la evacuación más ordenada y tranquila de la historia. De manual. Sin gritos ni empujones, cada uno guardando su lugar en la fila y actuando con celeridad, diligencia, y absoluta flema británica.
¡No se inmutan por nada! ¡Qué manera de mantener las formas!
(He de aclarar que lo de la bomba se quedó en un susto y sólo hubo un herido: el que puso la bomba, que se quedó a mirar. Al parecer se trataba de un pobre chico con problemas mentales al que un grupo de islamistas fanáticos había parasitado y lavado el cerebro. Podría escribir más sobre esto, pero ni es gracioso ni se lo merecen)

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